sábado, 3 de marzo de 2012

"Oldboy": una tragedia surcoreana.

2003. Dir.: Chan-wook Park. Corea del Sur.
Resulta difícil permanecer indiferente tras ver Oldboy. Sus espectaculares imágenes y las dolorosas emociones que generan hacen que el espectador quede marcado por la película, para bien o para mal. Está basada en un cómic manga, expresión artística de la que, por desgracia, tengo muy pocos conocimientos, así que me queda la inevitable duda de saber hasta qué punto la brutalidad y extremismo de sus imágenes o su belleza estética provienen del cómic o no, o si su profundidad y su fuerza drámatica vienen de allí o son generadas o desarrolladas por los creadores de la película. Quizá sea un duda irracional, ya que sé que hay diferentes géneros dentro del manga, y seguro que cada obra es diferente, pero quizá en su estética y en su manera de aproximarse a algunos temas haya algo propio del género al que pertenece la obra original. Tampoco conozco mucho de la cultura surcoreana, si bien he visto varias películas hechas allí, todas magníficas, lo que no quiere decir necesariamente que su cine sea muy bueno, sino que se hace una buena selección en cuanto al cine que exportan. Espero que mi crítica no se vea afectada por las limitaciones propias de alguien educado en la cultura occidental, con el convencimiento y la esperanza de que el cine en particular y todas las artes en general, sean universales, como los sentimientos que las generan y que ellas mismas provocan en los públicos de todo el mundo.
Y hablando ya de Oldboy, con perdón por el retraso, la película te ataca desde el comienzo, con un inicio divertido y atrevido, con un ritmo muy rápido, una presentación muy clara del personaje y unas actuaciones tremendamente exageradas, destacando a Min-sik Choi, el protagonista, que hace un gran trabajo como Oh Daesu, "El que se lleva bien con todos", como se dice en la película que significa su nombre. Este Oh Daesu resulta excesivo y antipático durante gran parte de la trama, sin llevarse bien con nadie, pero eso es casi inevitable para un hombre encerrado durante 15 años en una habitación, alguien que al salir se encuentra sólo, sin familia y casi sin amigos. Este interesante punto de partida nos permite aceptar varios aspectos de su carácter que no perdonaríamos a otro personaje, además de hacer creíble su capacidad para luchar, debido a su intenso entrenamiento en cautividad. Nos permite comprender las ansias de venganza, la tortura, mutilaciones, ataques a una mujer o que se coma un animal vivo... digo comprender, no aceptar, y creo que tampoco nos pide eso la película. De alguna forma, hay que ver Oldboy como si de una tragedia griega se tratara, donde los personajes viven al límite de sus sentimientos, de sus experiencias, tratando de luchar contra todos y consigo mismos, sin nada que perder y con un destino terrible. Surgen temas tabú del mundo contemporáneo, que se tratan y se resuelven con fiereza y valentía. Tan sólo faltan dioses, pero quizá no sean necesarios en una narración trágica. Resulta hasta divertido que todo el problema surja de un chiste que no dejan terminar de contar a Oh Daesu, herido en su orgullo y sorprendido por este motivo. Bueno, esa es mi apreciación, habrá otras. De todos modos, si no se aproxima uno así a la película, en su visión trágica, quiero decir, o se es especialmente sensible a las imágenes desagradables, probablemente se deteste aquello que se muestra. También se puede entender la película como una sencilla y ultraviolenta trama de venganza, con su parte amarga, como bien indica la tradición, pero eso sería quedarse únicamente en la superficie, me temo.
Hay todo un torrente de emociones contradictorias que van luchando dentro de los protagonistas: Oh Daesu, la chica que le acompaña y el hombre que le hace la vida imposible, personajes que no saben si amar u odiar o cómo hacerlo, personajes que se preguntan la corrección de su amor y su odio, de sus deseos, que no tienen miedo a humillarse a si mismos por sus seres queridos, pero que no aguantan que se les hiera en su orgullo. Es interesante ver que, llegado un punto de la película, héroe y villano se confunden... en realidad, ambos pueden ser considerados villanos y también personas que hacen lo que pueden por superar unos enormes problemas que determinan sus vidas y su manera de actuar... pero no se pueden ver héroes por ningún lado. Una vez se me enseñó que es la contradicción la que hace humanos a los personajes, ya que todos la tenemos dentro, en una contínua lucha entre unos deseos y otros, entre lo que queremos y lo que necesitamos, lo que somos y lo que queremos ser, incluso podemos definirnos a nosotros mismos por actitudes contradictorias. Quizá ahí esté la belleza y la dificultad de la vida... y por eso gusta verla en pantalla. Oldboy tiene mucho de eso, y está narrado de una manera brillante. Chang-wook Park controla el tempo de manera magistral, ayudado de un gran montaje, alternando momentos muy rápidos, en los que el tiempo pasa volando, con una gran cantidad de planos, e instantes que se alargan, permitiendo disfrutar de su importancia y de su belleza, sin dejar de lado nunca la violencia ni las situaciones más comprometidas sexualmente. Hay, por ejemplo, un espectacular plano secuencia (sin cortes) en el que el protagonista pelea contra una decena de hombres en un pasillo, y es una de las más brillantes escenas de lucha que he visto. También hay un gran uso del tiempo, viajando al pasado con enorme soltura, ayudado ligeramente por una voz en off que no hace daño.
Oldboy está espléndidamente narrada y tiene una imagen muy cuidada... y quizá ese sea su mayor problema, si es que lo tiene: un exceso de estilo. Principalmente en todo lo concerniente al papel del villano hay un aura especial de poder y de control que quizá exprese una admiración oculta por él del narrador, o incluso de Oh Daesu, pero que es posible que nos impida verlo en todo su sufrimiento y toda su grandeza. O quizá lo haga más interesante. Eso habrá de juzgarlo el espectador, cualquiera que encuentre esta película y le dé una oportunidad, pese a su crudeza, y se deje llevar por su historia trágica. No lo lamentará.

1 comentario: