sábado, 4 de febrero de 2012

"Anticristo" vs "Melancolía" y las películas acontecimiento.

A veces es un actor o una actriz quien nos lleva al cine o a ver una película, a veces es un director, otras son los efectos especiales, en la mayor parte de las ocasiones nos interesa el género de la película. Sabemos muy bien si queremos reír, llorar, ver una película de acción o bien cargadita de sexo, si queremos intriga o terror, en definitiva, vamos al cine sabiendo qué queremos sentir o pensar durante la proyección y tras ella. En este caso particular, Lars von Trier, como gran genio del cine... o como gran loco del cine que es, se permite el lujo de promocionar sus películas, y atraer a los espectadores mediante la consideración de éstas como acontecimientos. Se plantea su visionado como una experiencia diferente y cultural, no por un disfrute en particular, sino por estar en presencia de algo único. Es como si dieran puntos en una cartilla de marcianadas. "¿Has visto Anticristo? ¿Y qué te pareció? ¿Es para tanto? Fuerte... ¿verdad?, ¿Apartaste la mirada o pudiste verlo todo?". Yo la vi en DVD y he de reconocer que aparté la mirada en algún momento puntual... aunque luego tuve el valor de rebobinarlo en seguida para no perderme ningún detalle de valor. Doy por hecho que, por mi incultura, por la profundidad y dificultad del tema, vastísimo en material metafórico y en referentes de diversas artes, o simplemente por la extrañeza de Lars von Trier, no he sido capaz de comprenderlo todo, de llegar al fondo de los personajes y de aquello por lo que están pasando. En el caso de Melancolía creo que entendí más, pero también hay cosas que viajan en el limbo de mi imaginación sin encontrar un punto de reposo evidente e inexcusable de conocimiento. Sin embargo, ambas películas tienen una potentísima fuerza emocional que resulta muy sincera y que me dejó bastante afectado tras su visionado. Tengo la impresión de que von Trier trabaja con sus emociones y con su mente al mismo tiempo, creando unas obras de gran intensidad.
Además de esto, o debido a esto, sus películas tienen una enorme calidad visual, un estilo propio, provocador y agresivo a los ojos del espectador. Ese puede ser un problema. Que su belleza nos impida ver su contenido, o sus emociones. Muchos son los que han dicho que estas dos películas suyas están faltas de un buen guión, de ideas y de emociones... incluso los hay que han considerado Anticristo una película misógina. ¿Lo es? Yo diría que no, forma parte del intento de von Trier de llevarnos al extremo, de alejarnos de nuestra comodidad, de llevarnos al rincón más oscuro del alma de sus protagonistas. Una lectura fácil nos dice que es misógina. Aquí surgen mi orgullo y mi ego, grandes amigos entre si, por desgracia, que me gritan que no escuche esas palabras. ¿Por qué si yo no he llegado a las más hondas profundidades otros sí lo harían? ¿Es su opinión más acertada que la mía? ¿Su voz más fuerte? ¿Su comprensión mayor? Quizá sí, pero nunca lo sabré. Tendré que trabajar más sobre mi capacidad de análisis, me temo.
Otros, por otro lado, se quedarán con las imágenes más salvajes e impactantes en su memoria, dejando el resto de imágenes de estas películas en un segundo plano... ¿hace esto bien al resultado de la película o es víctima Lars von Trier de su propio talento? No deja de ser peligroso el talento... y el conocimiento. Porque el talento es bueno siempre, pero en manos equivocadas puede esconder verdaderas barbaridades.
Según palabras de von Trier, Anticristo trata sobre la ansiedad y Melancolía sobre la depresión... es difícil de decir, casi nunca hay que creer lo que diga y dejar que sus obras hablen por él. De cualquier forma, ambas son películas impresionantes, con varios puntos en común, como son las actuaciones, principalmente las femeninas: Kirsten Dunst en Melancolía y Charlotte Gainsbourg en ambas, están a un nivel inmenso, con una mirada tan triste o tan desafiante, según el momento, que me lleva a dudar mucho de su salud mental al rodar estas películas, lo cual agradecemos los espectadores, deseosos de veracidad... reflexión que no deja de ser aún más triste. Ambas películas comparten unas imágenes en cámara superlenta, preciosas y aterradoras, cargadas de contenido y simbología, en Anticristo aún se suceden acciones en ellas y están justificadas por el recuerdo, por la mente de ella, por pertenecer a su imaginación y su memoria; en Melancolía superan cualquier unión directa con la acción de la película, el punto de vista es ajeno, algunas representan acciones, sí, pero como lo haría un cuadro o una fotografía. La música, tomada de reputados compositores, es grandilocuente y lleva a la reflexión. La fotografía es inquieta, con un intenso movimiento de cámara, de acuerdo a las sensaciones de los personajes, haciendo más insoportable la sensación, generando una identificación directa con el personaje que siente esa angustia; salvo en la última parte de Melancolía, en la que los sentimientos se reposan, haciendo la cámara lo mismo. Por lo demás, ambas están divididas por capítulos, en una decisión poco habitual, y comparten la oscuridad habitual del cine nórdico, tendencia a la que se suma el cine canadiense, por ejemplo. Parece ridículo decirlo, pero la intensidad de la luz en esos países es diferente y se puede apreciar en la mayoría de sus películas.
Podría decir muchísimas cosas más de cualquiera de ambas películas... incluso podría haber hecho críticas individuales para cada una de ellas... hasta podría hacerse una tesis con todo esto, pero no seré yo el que la haga, y, desde luego, no ahora. Eso sí, recomiendo mucha paciencia para ver cualquiera de ambas películas, mucha seguridad en uno mismo, pocos escrúpulos (es ficción, las cosas no pasan de verdad), ganas de disfrutar del talento descontrolado de Lars von Trier, y sobre todo, ganas de sentir emociones fuertes, de enfrentarse a algunos de los grandes horrores de la humanidad.

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