jueves, 9 de febrero de 2012

"Mejor que el sexo"

El dinero es poder. La política es poder. La economía es poder... hasta el sexo es poder. La cultura es un juego de niños y los niños son unas pequeñas personas que aún no son, pero serán, son aquellos que sustituirán a los adultos un día. Son aquellos que manejarán el dinero y la economía, aquellos que dirigirán pueblos, comunidades y países, aquellos que disfrutarán el sexo. Hoy por hoy... son seres en progreso. La cultura es secundaria y el entretenimiento es una frivolidad. Pero... ¿acaso la cultura y el entretenimiento no influyen sobre todo lo demás? ¿Acaso no determinan nuestra actitud? Antes, los niños tenían de modelos a sus hermanos, padres y vecinos, a sus profesores y compañeros, quizás. Crecían como ellos, hablaban como ellos, andaban como ellos, besaban como ellos y querían ser como ellos. ¿Alguien sigue creyendo que es así? ¿Tan sencillo? Ahora los niños ven la televisión, las series les enseñan a actuar, andan como sus personajes favoritos, quieren ser como ellos, besan como ellos y se enamoran como ellos. Se dicen las mismas cosas en los mismos sitios, o lo más parecidas que logran conseguir. Y más tarde, trabajan y son los ejecutivos que también se pueden ver en la televisión. Bueno, quizá eso no tanto, porque ver a alguien trabajar suele ser muy aburrido. Me refiero a trabajar de verdad, no a Urgencias o Ally McBeal, ni siquiera Farmacia de guardia. Pero sí es verdad que casi todos los hombres, o muchos de ellos, han querido alguna vez llevar un traje como James Bond, beber un Martini seco, removido, no agitado, conducir sus coches y ligar con todas esas chicas Bond. Ese nivel de vida sólo se logra trabajando mucho y teniendo mucho éxito. Lo de salvar el mundo como James Bond ya es otra historia.
En el fondo creo que aquí se podría introducir un increiblemente amplio debate sobre la globalización cultural, sobre la igualación en los comportamientos de las personas en todo el mundo. ¿No tendrá nada que ver la hegemonía de la cultura norteamericana y occidental, tanto en la música como en el cine? ¿Alguien cree que sus empresas multinacionales serían tan grandes sin esa influencia?
Mejor que el sexo es una película australiana de la que pude ver un fragmento hace varios años y he podido terminar de ver hoy. La parte que vi me gustó mucho y la recordaba bastante bien, pese al paso del tiempo, recuerdo que me resultó fresca y amable, simpática. Sigue siendo todas esas cosas, pero quería ver algo más, tan sólo algo muy sencillo, una representación sincera y real del sexo y de las relaciones sentimentales, creo que no era esperar gran cosa. Lamento decir que no lo he encontrado, la película está cargada de clichés y lugares comunes, no logra sacarnos del todo de la impresión de haber visto ya, en el cine, todo aquello que sucede. Es curioso, porque el cine occidental, y el estadounidense principalmente, suelen aportar una visión muy sencilla y reducida del sexo: dos personas guapas se juntan y tienen relaciones sexuales muy bonitas y visuales, dando vueltas por encima de la cama. A la mañana siguiente, ella se tapa el pecho con la sábana. ¿Por qué lo hace, si él (diría él o ella, pero en este tipo de cine casi siempre es él) ya la ha visto desnuda? La respuesta es sencilla, porque si la actriz enseña su pecho, la película tendrá una distinta calificación por edades; o bien porque añadiría un cero en su contrato, a riesgo de ser tachada de pendón por toda la industria de Hollywood. Mejor que el sexo tiene al menos la decencia de quitarse ese miedo a la desnudez, y se permite más licencias en sus temas de conversación, pero me resulta excesivamente sencilla en su forma de tratar la relación, pasando muchas cosas por alto: deja de lado las actitudes y roles que toman entre ellos, pasa de puntillas sobre sus inseguridades y confianzas, y se centra en detalles como que el hombre no baje la tapa del váter o que la mujer tarde mucho en arreglarse.
Esto me lleva a otra duda... quizá la película no sea superficial, quizá la cultura sea así de superficial y la película la refleje. Puede que la gran mayoría de la sociedad sólo dé importancia en sus relaciones a esos detalles de su vida sexual y de pareja. Porque es lo que hacen el cine y las series, es lo que nos dicen las canciones... al menos aquellas que tienen sentido y entendemos.
No sé qué pensar, quizá todo sea cosa mía y nadie piense así, ni la cultura sea considerada secundaria. Quizá tenga una visión errónea del mundo y de las relaciones y mis palabras se las lleve el viento. Quizá deba ser así y esté perdiendo el tiempo reflexionando sobre esto, quizá debiera estar dando un beso de tornillo a una preciosa dama, diciéndola que la amo a la luz de las estrellas. Pronto llega San Valentín, gran momento para demostrar amor comprando regalos. De nada por recordároslo.

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